8 de abril de 2017

Tsunami


Sentí su respiración congelada. Su frágil voz. Otra vez me hablaba de lo mismo. Se aproximaba un gran tormento del cual no procedía razón. O quizás si. Comenzaba a sentir eso que que hace días me venía ocurriendo. Doblamos en una esquina y otra vez, ahí estaba. No tenía que cerrar mis ojos para sentirlo, otra vez inundaba mi alma y comenzaba a crecer. Cada palabra suya alimentaba esa gran bestia temerosa llena de agua. Crecía y crecía sin poder medirlo. Como en mis sueños, no sabía como alejarme. Ni para donde dirigirme. Me quedé parada en medio de la arena y cerré los ojos. Cuando los abrí, volví. Estaba allí a mi lado...
¿Estas ahí? Me preguntó.
Si, respondí, pero no sé que decir.

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