Esa bendita piedra es la que nos dolía tanto.
Sin ella podíamos dar el gran salto.
Quiso irse para liberar nuestras almas.
Esa maldita piedra que hacía olvidar nuestra calma.
Al encontrarnos por la noche,
la piedra había quedado olvidada.
Oímos los grillos, no se oía nada.
Habían pasado varios minutos sin hablarnos.
O quizás un año de no animarnos.
Entre miradas dulces y abrazos sinceros,
sin esa piedra nos sentíamos verdaderos.
Nos dejamos llevar en medio de la oscuridad,
dibujando juntos nuestro propio hogar.
Nada desviaba nuestra atención.
Estábamos componiendo una gran canción.
Caricias, besos y un par de te quieros...
todo sonaba como un mutuo desvelo.
Y como niños delante de un gran lago,
nos agarramos fuerte de las manos.
Procurando olvidar,
olvidar esa piedra que nos hacía tanto mal.
Entre labios que contaban un bello cuento,
Así terminó nuestro primer encuentro.
O quizás no.
Era solo el comienzo...
1 comentario:
Divino!!
Publicar un comentario