“-¡Pero qué extraño es! Decía en voz baja
cada vez que lo miraba.
Quizás eso me llama la atención, sería
interesante conocerlo,
¿Qué se cruzará por su mente?
Me decía una y otra vez al observarlo desde
el asiento de clase.
Y así, mi mente divagaba todos los días
desde que había comenzado la facultad, era increíble, ¿podía ser que estuviera
en todas mis clases?
Siempre lo miraba de lejos y pensaba,
¿Qué pasaría si me acercara?
No encontraba motivos, no quería molestar.
A veces se sentaba cerca mío, raro por cierto, pero me mantenía alerta aunque
sin hablar. Mi amigo me jodía y se hacía el que lo llamaba para hacerme enojar.
Se vestía muy particular, su peinado era
diferente a los demás. Me gustaba su estilo, tenía personalidad. Su buzo gris
era mi favorito. El acostumbraba a usar MUCHO capucha. De ahí quedó su apodo.
Lo llamaba chico capucha, claro solo entre mis amigos, para que lo
distinguieran. Creo que los volví locos, parece que cuando se me mete algo en
la cabeza, es difícil sacármelo.
Así pasaron los días y las semanas.
Tratando de descubrir su verdadero nombre ocurrió algo muy gracioso. Me acuerdo
que estábamos en una clase de fotografía y la profesora tomó lista como de
costumbre. Obviamente, alerté a mis oídos, pero justo cuando lo dijo no
escuché. Entonces, le pregunté a mi amigo que había dicho y muy seguro me contestó
“Pablo”. Sí, por unos días creí que así
se llamaba, lo busqué por todos lados y no, no aparecía. No iba a rendirme.
Había algo que no me dejaba avanzar:
Hermione (la chica que siempre estaba con él) no sabía si era o no su novia. Otra
vez meterme en esa situación, no gracias. Una vez llegué y vi que él la estaba
esperando, no pude ver bien como la saludó, también los veía muy juntos en
clase o cuando se iban. Mi amiga me decía que se veían como amigos, pero no
estaba segura. Ya lo iba a descubrir. Primero tenía que asegurarme.
Sin embargo, el destino me apuraba. Nos
cruzamos en distintas oportunidades. Exactamente, tuvimos 3 intentos fallidos
para conocernos. Recuerdo cada una de ellos como fotografías. En la primera,
estábamos en la clase de producción, teníamos un listado del lado derecho e
izquierdo de la pared con nuestros nombres, me acerqué a una lista y me
confundí, cuando miré al costado estaba él con una lapicera y agh, casi pero
no, no pude, me fui a sentar.
En la segunda, estaba en la escalera, miré
hacia arriba y lo vi, me miró. Por primera vez, sentí que se había fijado en mí,
pero miré para otro lado, claro, obvio que no iba a saber qué hace días estaba
tratando de saber quién era.
Y en la tercera, habíamos salido todos de
clase para tomarnos el colectivo en Plaza Rocha. Tooooda la diagonal caminaron
adelante nuestro. En un momento, nos reímos tan fuerte, que creo que notaron
nuestra presencia. Ellos cruzaron, pero nosotros no, y sin que pasaran autos,
él miró hacia atrás donde estábamos nosotros. Volvió a mirarme.
Dios, necesitaba conocerlo. Era una señal. Dicen
que la tercera es la vencida.
Su nombre no era Pablo, era Lautaro y lo
supe porque la profesora de guion nos entregó a cada uno los trabajos. No podía
creerlo, cuando lo escuché, (no me olvido más) casi grito y casi mato a mi
amigo por mentirme. Obviamente, no fue intencional, porque cuando le comenté,
me dijo tan amablemente - eh? Quién? Revoleé un poco los ojos, claramente no
sabía de qué le estaba hablando, ni me había prestado atención. Chico capucha
ahora tenía nombre pero no apellido, de la emoción no escuché. Ahora faltaba investigar,
stalkear un poco, ¿Pero cómo?
No soy muy buena para eso, pero Agustina,
una amiga, sí, y fue lo más gracioso del mundo. Todo con Lautaro fue gracioso
ahora que lo pienso. Ese día estábamos hablando y de repente me llega un enlace
al WhatsApp que decía “amame” No entendí hasta que lo abrí. No solo me apareció
el nombre y apellido del chico capucha sino que estaba él, en YouTube!!! Era
youtuber, no podía parar de reírme. Muy loco todo. Comencé a ver más videos y
encontré uno en La Costa, donde vivía yo, más loco todavía. No lo podía creer. Al
parecer, Agus fue más inteligente que yo y se fijó en la lista de la facultad,
descartando los Lautaro que ya conocíamos. Toda una estrategia.
Me suscribí, puse varios mgs, y comencé a
seguirlo en todas las redes sociales que encontré, (menos Facebook, en esa me
agregó él) ¿Evidente? Nah. Me siguió en Twitter, me Retweetió y mi cara de repente
tenía corazones. Que imbécil ¿Y ahora? ¿Qué tenía que hacer? Me fije la
cuestión Hermione y todo en orden, tenía novio pero no era él. Por una foto de
Instagram, me di cuenta que se trataba de la mejor amiga. Interesante. Ya me
había armado toda la película.
Sin pensarlo, lo decidí. Al día siguiente,
tenía que inventar algo para acercarme y hablar. Pero, como la suerte está
siempre de mi lado, ese viernes faltó. ¿Esperar hasta el lunes? No, gracias.
Para ese entonces me moría de la ansiedad. Y se me ocurrió una gran idea. Esa
semana venía pensando en cambiarme de grupo para una de mis materias, es que ya
no me convencía y Agustina me había dicho que estaba en otra comisión, en la
misma que chico capucha!!! La gran excusa fue esa, hacer grupo. (Todo el lío
que armé para cambiarme fue impresionante.)
Fue al otro día, lo recuerdo. Sábado 7 de
mayo a la tarde, impulsiva y sin rodeos, abrí el privado de Instagram. Sí, era
lo único a disposición. No se me ocurrió nada mejor que escribir “Holaa!!
Necesito un favor (re cara rota ella) ah y me llamo Luciana” Mi corazón no
dejaba de latir, al segundo que lo envié me sentí una completa idiota. Creo que
ganaría un premio por ser directa y de paso, por haberle hecho miles de
preguntas. Siempre obvia.
Su respuesta fue lo más buena onda del
mundo, ya me había caído bien. Bueno, no me fue tan mal. El chico capucha
terminó siendo un copado y ese día nos colgamos hablando como hasta las 4 am.
Era increíble todas las cosas que teníamos en común, realmente fue muy
divertido hablar con él, aunque claro, por celular. Ahora cuando lo viera,
tenía que saludarlo. Después de un mes, iba a ser algo extraño…
Lunes 9 de mayo. Llegué un poco tarde a
textos. Al pasar la clase, me dirigí por las escaleras a los salones de abajo,
y lo vi, estaba con Hermione. ¡Tenía que hacerlo! Un poco nerviosa, pero sin
que se notara, me acerqué. “Hola” si, no se me ocurrió nada mejor. Me presentó a
Hermione, bueno a Luciana, ahora también tenía nombre. El mismo que yo. Coincidencia,
no lo creo. Él sonreía, ella puso cara de pocos amigos, creo que me odió. Y si,
quizás se imaginaba que iba a ser una pesadilla, pero no, se equivocaba, yo
resultaba ser su salvación. Sin más que decir, me fui a sentar super feliz,
nadie iba a poder quitarme esa cara de felicidad. Claramente, esa clase fue
imposible poder concentrarse. Al terminar, fui a la próxima.
Estaba parado frente a la puerta de entrada
que todavía estaba cerrada y toda contenta volví a hablarle. No podía creer que
fuera tan tímido, mirara tan poco y se pusiera colorado. ¿Es el mismo chico de
los vídeos? Pensé. Me daba mucha ternura, y yo tan invasiva, asustaría a cualquiera.
Entramos a clase e hicimos grupo. Fue una de las mejores, sin dudas. Todavía lo
recuerdo, lo miraba mientras hablaba y sonreía, y me preguntaba
¿Qué pasaría si supiera todo lo que sucedió
ese mes?
Ese mes… que no me conocías.”