No estamos
solos. A veces nos sentimos solos. Y es distinto.
Vivimos
rodeados de muchas personas, pero a la hora de volver a casa, caminamos por calles oscuras y nos ponemos a pensar. Nos detenemos y observamos nuestro alrededor, sintiéndonos pequeños frente a tal inmensidad.
Necesitamos a quien tenemos lejos, o a
quien está lejos.
Daríamos cualquier cosa por estar simplemente estando con esa persona,entre risas y silencios.
Esa persona
que al llegar a tu vida te da vuelta el mundo. Tanto que ya no es el mismo.
Se convierte en algo tan intimo que notas su ausencia, y buscas su presencia en todos los rincones.
Su compañía
se vuelve una adicción y empieza a preocuparte. Porque sentís que nadie más te
puede comprender ni entender de esa manera.
Necesitamos ese alguien que nos conoce. A veces más que nosotros mismos.
Compartimos tantas cosas que se vuelvo extraño que no este ahí en todo momento, para abrazarte, decirte cuanto te ama y agarrarte bien fuerte la mano.
Cualquier cosa que ves te lo recuerda. Cerras los ojos y comenzas a fantasear.
Los planes
se multiplican y no te imaginas sin esa persona en tu vida.
Ya es parte de vos. Está en tus pensamientos, en tu mente y en un pedacito de tu corazón.
Te necesito
ahora y acá.
Solo para mirarte en silencio, tocarte la mano o hacerte mimitos
en el pelo.
Tu existencia
trae luz a mi vida como tu sonrisa.
Te extraño,
cada segundo un poquito más.
Haces
falta.
Ayer, hoy y
mañana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario