Tiempo eso es lo que pasó.
Se nos escapa de las manos, cada vez con más rapidez.
No lo podemos controlar. Por eso hay que disfrutar.
Y que deja? Momentos, lindos, malos. Recuerdos.
Hay personas que entraron en nuestra vida solo por momentos.
Entender y aceptar.
Hay que aceptar que ya no tienen sentido salvo en nuestro pasado. En nuestro corazón.
Quedaron allí, en las sonrisas y lagrimas de momentos que ya no están.
Ya no hay mucho de que hablar, salvo recordar. Ese fue nuestro final.
Tiempo, que trajo novedades, nuevos momentos.
Olas de cambios, segundos de más alegría y tristeza.
Otras personas, otros lugares, aciertos y desaciertos.
Así, es la vida. Vivamos el momento.
Mañana ya será un nuevo recuerdo.
19 de julio de 2016
4 de julio de 2016
Paranoia
Verlo, era lo que menos quería.Venía pensando en esa horrible pesadilla hace días. La clase había terminado y no podía irme a casa aún, tenia que pasar por el baño primero. Mis amigos siguieron camino. Me encontraba sola ahora. Con más razón, no quería encontrármelo, no soportaba su presencia ni a metros de distancia. ¿Por qué pensaba en él? ¿Tenía un presentimiento?
Caminé apresurada queriendo salir de ese lugar inmediatamente, tenia la leve intuición de que podía aparecer en cualquier momento. Luego de salir del baño, me dirigí hacia el corredor, se veía la puerta de salida al final del camino. No me equivoqué. Mi rostro se transformó al ver su silueta, su desagradable mirada entró por mis poros, ahí estaba. Con su vestimenta y andar tan particular. Un escalofrío invadió mi cuerpo, miré hacia abajo y no me detuve. No lo miré. Seguí caminando. Si tan solo no me hubiera cambiado de asiento aquel día...
Me sonrió.
¿Solo porque es simpático? Me esta mirando....
- ¿Cambiamos asientos? Mi amiga me miró con sus cejas generando un aire seductor.
No comprendía que sucedía, pero podía imaginármelo.
Asentí, desconocía todo lo que iba a generar-me a mi misma.
Me interrogaba
¿Por qué tantas preguntas? Pensaba internamente
Jugaba conmigo, se hacía el interesante.
¿Qué pretendía? Había algo raro en todo esto.
Sin embargo cuando me di cuenta, ya había aceptado su oferta.
No lo conocía, no me interesaba. ¿Por qué le había dicho que sí?
Creo que algunos factores me estaban afectando, estaba confundida.
No sabía bien que quería. Ese fue el motivo de mi error.
Sus acciones no me empezaron a gustar, parecía que no quería aparentar que estaba conmigo, se mantenía alejado. Le mentía a mis amigos, se encubría. Empece a creer que no había tomado la decisión correcta, pero ya era demasiado tarde, lo tenía caminando a mi lado. Por dentro me sentía incómoda. Desconocía como proseguir. Lo notaba ausente, ido y muy apurado, ¿A dónde nos dirigíamos?
Desgraciadamente, cada vez estábamos más cerca de mi casa, creo que se apoderaba de mí el control automático. Estábamos yendo a mi casa. Sí. Pero, ¿Por qué?!
Parados frente a frente en la puerta.
¿Y? ¿Pasamos? Me preguntó, con esos ojos celestes llenos de seguridad y posteriormente perversión.
Juro que no quería, no controlaba mis movimientos, mi mente o no reaccionaba, o mi cuerpo hacía lo que quería. Apabullada, decidí no escuchar mi voz interior. Que mal que hacía.
Igualmente era imposible callarla. Miles de consejos pasaban por mi cabeza, advertencias no faltaron. No seguí las señales, así me fue.
Debería haber subido por la escalera, que pésima idea fue escoger el maldito ascensor por un piso. Fueron los peores segundos de mi vida. Eternos.
Ni bien se cerró la puerta, se transformó. Un tic se apoderó de su rostro, sus gestos ya no eran de calma ni de tranquilidad. Dentro suyo contenía una bestia efervescente, su sonrisa me atemorizó.
Estaba asustada, no quería abrir la puerta de mi departamento, nos pusimos a discutir fuera.
El me decía que no quería hablar de eso en el pasillo. Claramente quería entrar. ¿Para qué? ¿Solo era una charla de té?
Mi cuerpo no respondía. Quería que se fuera y sin embargo, lo hice entrar.
Caminé apresurada queriendo salir de ese lugar inmediatamente, tenia la leve intuición de que podía aparecer en cualquier momento. Luego de salir del baño, me dirigí hacia el corredor, se veía la puerta de salida al final del camino. No me equivoqué. Mi rostro se transformó al ver su silueta, su desagradable mirada entró por mis poros, ahí estaba. Con su vestimenta y andar tan particular. Un escalofrío invadió mi cuerpo, miré hacia abajo y no me detuve. No lo miré. Seguí caminando. Si tan solo no me hubiera cambiado de asiento aquel día...
Me sonrió.
¿Solo porque es simpático? Me esta mirando....
- ¿Cambiamos asientos? Mi amiga me miró con sus cejas generando un aire seductor.
No comprendía que sucedía, pero podía imaginármelo.
Asentí, desconocía todo lo que iba a generar-me a mi misma.
Me interrogaba
¿Por qué tantas preguntas? Pensaba internamente
Jugaba conmigo, se hacía el interesante.
¿Qué pretendía? Había algo raro en todo esto.
Sin embargo cuando me di cuenta, ya había aceptado su oferta.
No lo conocía, no me interesaba. ¿Por qué le había dicho que sí?
Creo que algunos factores me estaban afectando, estaba confundida.
No sabía bien que quería. Ese fue el motivo de mi error.
Sus acciones no me empezaron a gustar, parecía que no quería aparentar que estaba conmigo, se mantenía alejado. Le mentía a mis amigos, se encubría. Empece a creer que no había tomado la decisión correcta, pero ya era demasiado tarde, lo tenía caminando a mi lado. Por dentro me sentía incómoda. Desconocía como proseguir. Lo notaba ausente, ido y muy apurado, ¿A dónde nos dirigíamos?
Desgraciadamente, cada vez estábamos más cerca de mi casa, creo que se apoderaba de mí el control automático. Estábamos yendo a mi casa. Sí. Pero, ¿Por qué?!
Parados frente a frente en la puerta.
¿Y? ¿Pasamos? Me preguntó, con esos ojos celestes llenos de seguridad y posteriormente perversión.
Juro que no quería, no controlaba mis movimientos, mi mente o no reaccionaba, o mi cuerpo hacía lo que quería. Apabullada, decidí no escuchar mi voz interior. Que mal que hacía.
Igualmente era imposible callarla. Miles de consejos pasaban por mi cabeza, advertencias no faltaron. No seguí las señales, así me fue.
Debería haber subido por la escalera, que pésima idea fue escoger el maldito ascensor por un piso. Fueron los peores segundos de mi vida. Eternos.
Ni bien se cerró la puerta, se transformó. Un tic se apoderó de su rostro, sus gestos ya no eran de calma ni de tranquilidad. Dentro suyo contenía una bestia efervescente, su sonrisa me atemorizó.
Estaba asustada, no quería abrir la puerta de mi departamento, nos pusimos a discutir fuera.
El me decía que no quería hablar de eso en el pasillo. Claramente quería entrar. ¿Para qué? ¿Solo era una charla de té?
Mi cuerpo no respondía. Quería que se fuera y sin embargo, lo hice entrar.
2 de julio de 2016
Sábado por la noche.
Cierro los ojos. Afuera llueve.Los abro...
Puedo ver las gotitas en el suelo y escuchar el agua de los autos al pasar.
La luz naranja de la calle ilumina mi terraza y,
todo parece estar calmo dentro de mi hogar.
Sin embargo algo palpita, algo suena. Quizás es aquello que no llena.
Mi mente revoluciona ya no sabe que hacer con la hora. Los minutos pasan, el reloj se retrasa.
Solo yo estoy en mi casa.
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