Estoy desesperando porque no quiero que otra vez me ocurra lo mismo. Los días venían calmos, sin pensar en nadie, y de pronto aparece alguien con quien complicarme.
Como cuando vas a una tienda y te gusta algo, así empiezo a necesitar a ese alguien, como si lo quisiera comprar. Siempre encontraba la forma de conseguirlo, y más si sabía que el objeto de interés también encontraba eso en mí. Es una horrible comparación, lo sé. Pero es como una atracción magnética, que se apodera de mí, y cuando más se complica, más ansiedad invade mi cuerpo.
Por más que me este muriendo, esta vez no pretendo buscar, tan solo esperar...
No hay comentarios:
Publicar un comentario