4 de octubre de 2017



No estamos solos. A veces nos sentimos solos. Y es distinto.
Vivimos rodeados de muchas personas, pero a la hora de volver a casa, caminamos por calles oscuras y nos ponemos a pensar. Nos detenemos y observamos nuestro alrededor, sintiéndonos pequeños frente a tal inmensidad.

Necesitamos a quien tenemos lejos, o a quien está lejos.
Daríamos cualquier cosa por estar simplemente estando con esa persona,entre risas y silencios.
Esa persona que al llegar a tu vida te da vuelta el mundo. Tanto que ya no es el mismo.
Se convierte en algo tan intimo que notas su ausencia, y buscas su presencia en todos los rincones.
Su compañía se vuelve una adicción y empieza a preocuparte. Porque sentís que nadie más te puede comprender ni entender de esa manera.

Necesitamos ese alguien que nos conoce. A veces más que nosotros mismos.
Compartimos tantas cosas que se vuelvo extraño que no este ahí en todo momento, para abrazarte, decirte cuanto te ama y agarrarte bien fuerte la mano.
Cualquier cosa que ves te lo recuerda. Cerras los ojos y comenzas a fantasear. 
Los planes se multiplican y no te imaginas sin esa persona en tu vida. 
Ya es parte de vos. Está en tus pensamientos, en tu mente y en un pedacito de tu corazón.




Te necesito ahora y acá.
Solo para mirarte en silencio, tocarte la mano o hacerte mimitos en el pelo.
Tu existencia trae luz a mi vida como tu sonrisa.
Te extraño, cada segundo un poquito más.
Haces falta.

Ayer, hoy y mañana.

Hoy toca soltarte la mano...

... con la que me agarraste fuerte a los seis. Sé que muchas veces lo dije, muchas veces quise sentirlo y siempre me costó asumirlo. Encontr...