2 de febrero de 2015

No puedo alejarme de este continuo caparazón.


Me siento fatal. Se apodera de mí la resignación y el profundo dolor… Todavía no puedo comprender por qué me sucede, o si, pero aclarar la razón.. Me haría desvanecer más, que intentar no comprenderla.
Recuerdo tu sonrisa, tus ojos, tu mirada.. y es que parecían tan sinceras. Con vos podía ser yo misma y eso es lo que más me desespera. Me volví a sentir igual que tantas otras veces, sumamente frágil y real.
No puedo hallar tus exteriores,  solo puedo observar tu maravilloso ser interior, me agrada tu simpleza, tu bondad, tu comprensión.. Estoy muy lejos de pensarte como otro ser humano más, valoro tu alma, tus sentimientos difíciles de encontrar, tu cariño; admiro tu interés, tu memoria, tu importancia hacia mí.
Esta vez, sé que no me equivoco, sé y confío plenamente en que podes ser diferente al resto. Una vez más caigo en la cruel distancia, alejándome de poder seguir conociéndote. Nunca voy a conseguir ganar territorio, siempre está presente.. 
Al igual que mi frialdad y ausencia de transmitir mis verdaderos sentimientos. Me enojo conmigo misma de mis miedos, inseguridades e ilusiones. Y sufro, siempre sufro. 
No depende de ellos, sino de mí. 
El problema lo tengo yo. 
Y no creo, pueda cambiar.


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